Nuestro amigo Toti, maestro cervecero de Buena Birra Social Club, anduvo recorriendo la Patagonia con sus amigos Mono y Pelado y con mucha onda nos envió su experiencia para que la compartamos con todos nuestros lectores fanáticos del Elixir de los Dioses. Si alguno tiene pensado visitar la Patagonia, con estos relatos tendrá como armarse un verdadero tour cervecero.
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No sabíamos bien la ruta a tomar, los días que nos íbamos a quedar en cada ciudad o en qué lugares íbamos a parar. Sólo teníamos una certeza: nuestro viaje a la Patagonia nos iba a dar la posibilidad de probar la mayor cantidad posible de cervezas artesanales. Y así fue.
La primera escala fue la ciudad de Neuquén, donde la cervecería Owe era el objetivo. En su nuevo bar del centro de la ciudad pudimos degustar la IPA, junto con unas rabas. Luego vino la Scotch maridando la cena y de postre la Stout. Las 3 cervezas estaban parejitas y con sabores bien marcados que nos dieron un excelente comienzo de viaje.
Partimos a la mañana siguiente y la lengua de asfalto nos permitió cruzar el desierto (premio aparte se llevan los ravioles de ciervo ahumado que degustamos a la pasada en Piedra del Águila) hasta llegar al Parque Nacional Lanín; para cenar un delicioso asado a orillas de las turquesas aguas del lago Huechulafquen, donde nos dedicamos al Malbec mendocino por una noche.
El tercer destino fue San Martín de Los Andes: hermosa ciudad enmarcada por picos nevados y bañada por el lago Lacar. Pese a no tener cervecerías locales (la cerveza Lacar embotellada es su mejor carta), el amigo cervecero Ramiro de Diego (conocido como Fenriz) nos abrió las puertas de su casa y compartimos una APA bien lupulada, que amenizó la picada de fiambres y quesos locales.
Nuevamente cargamos las cosas en el auto para buscar nuevos rumbos. Nos habían dicho que ir a Villa La Angostura y no degustar la cerveza Epulafquen era un pecado y, como no quisimos quedar como herejes, hacia allí nos dirigimos. Diego Sierra nos abrió las puertas de su patio cervecero, nos mostró sus equipos, su taller y nos compartió su experiencia en una noche de charlas, chistes y promesas de futuras visitas.
Sus cervezas tienen toda su personalidad, el dejo “apomelado” del lúpulo cascade local y la garantía de un producto que siempre invita a seguir saboreando.
Rápidos como Flash, tomamos la ruta 40 hacia el plato fuerte del viaje: la ciudad de Bariloche. Allí arrancamos la noche en la Cervecería La Cruz , luego partimos hacia Blest y cerramos en Wilkenny. Al día siguiente partimos a Colonia Suiza donde nos sorprendió gratamente Prosit y no tan gratamente Valais, hasta que llegamos a Berlina, donde la Smoke se llevó todos los premios.
Continuará...
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No sabíamos bien la ruta a tomar, los días que nos íbamos a quedar en cada ciudad o en qué lugares íbamos a parar. Sólo teníamos una certeza: nuestro viaje a la Patagonia nos iba a dar la posibilidad de probar la mayor cantidad posible de cervezas artesanales. Y así fue.
La primera escala fue la ciudad de Neuquén, donde la cervecería Owe era el objetivo. En su nuevo bar del centro de la ciudad pudimos degustar la IPA, junto con unas rabas. Luego vino la Scotch maridando la cena y de postre la Stout. Las 3 cervezas estaban parejitas y con sabores bien marcados que nos dieron un excelente comienzo de viaje.
Partimos a la mañana siguiente y la lengua de asfalto nos permitió cruzar el desierto (premio aparte se llevan los ravioles de ciervo ahumado que degustamos a la pasada en Piedra del Águila) hasta llegar al Parque Nacional Lanín; para cenar un delicioso asado a orillas de las turquesas aguas del lago Huechulafquen, donde nos dedicamos al Malbec mendocino por una noche.
El tercer destino fue San Martín de Los Andes: hermosa ciudad enmarcada por picos nevados y bañada por el lago Lacar. Pese a no tener cervecerías locales (la cerveza Lacar embotellada es su mejor carta), el amigo cervecero Ramiro de Diego (conocido como Fenriz) nos abrió las puertas de su casa y compartimos una APA bien lupulada, que amenizó la picada de fiambres y quesos locales.
Nuevamente cargamos las cosas en el auto para buscar nuevos rumbos. Nos habían dicho que ir a Villa La Angostura y no degustar la cerveza Epulafquen era un pecado y, como no quisimos quedar como herejes, hacia allí nos dirigimos. Diego Sierra nos abrió las puertas de su patio cervecero, nos mostró sus equipos, su taller y nos compartió su experiencia en una noche de charlas, chistes y promesas de futuras visitas.
Sus cervezas tienen toda su personalidad, el dejo “apomelado” del lúpulo cascade local y la garantía de un producto que siempre invita a seguir saboreando.
Rápidos como Flash, tomamos la ruta 40 hacia el plato fuerte del viaje: la ciudad de Bariloche. Allí arrancamos la noche en la Cervecería La Cruz , luego partimos hacia Blest y cerramos en Wilkenny. Al día siguiente partimos a Colonia Suiza donde nos sorprendió gratamente Prosit y no tan gratamente Valais, hasta que llegamos a Berlina, donde la Smoke se llevó todos los premios.
Continuará...
Toti (Brewmaster Buena Birra Social Club)
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Comentarios
Me quedé con las ganas de la Lacar (fui en 2009 y 2010), pero pude probar la espectacular Prosit!, la Yeska, la Cruz, la Berlina, la Duika (que ahora la pude encontrar en el barrio chino), la Gilbert y el Bolson tirada en su fábrica.
Sin dudas el sur es un paraíso, por sus paisajes y por su gente. Saludos al Toti que hace excelentes cervezas!!
Abrazooo!!
saludos
omar